Barranco de Caldares
Por Pablo • 6 Sep, 2010 • Sección: Mis ExcursionesEn su afán por descubrir nuevos barrancos, Javi y Pi proponen el barranco Caldarés, en el Balneario de Panticosa. Resulta curioso que dos años después de realizar la etapa de la GR11 entre Sallent de Gallego y Panticosa con la ascensión al Tebarray y a los Infiernos, descubrir que el barranco que baja de los ibones de Bachimaña, que te ha ido acompañando durante todo el recorrido, se puede descender.
Sábado 4 de septiembre. Llegamos al Balneario de Panticosa y aparcamos frente al refugio Casa de Piedra. Preparamos el material y cogemos la GR11 camino de los ibones de Bachimaña. Yo subo con el bañador pero Javi y Pi van con el neopreno puesto. No dudan en meterse al agua en el primer acceso al río. Es un barranco de agua muy fría y no tardan en confirmarlo.
Llegamos al llano de Bozuelo en poco más de media hora, tras cruzarnos con muchos senderistas, donde nos equipamos por completo y comenzamos el descenso.
La primera parte es sencilla con algunos resaltes y saltos como este.
Ahora me toca a mí. La gente nos mira desde el camino. Estas fotos están tomadas desde la GR11, punto de escapes durante todo el barranco. El agua está helada y se pasa frío mientras se montan y recogen las cuerdas.
Tras la cascada de Bozuelo, con el primer rápel y más largo, de 45 metros, siguen otros menores hasta llegar al rápel de 20 m. bajo cascada. Punto clave para mí. Javi tira la cuerda y pretende dejarla corta para que no llegue al agua evitando los rebufos. El agua baja tan esparcida que no vemos si llega o no. Me da sus gafas de bucear porque durante el rápel no se ve nada. Me da también su navaja y el silbato. Un pitido dame cuerda, dos para. Esas son sus explicaciones.
Cuando estoy bajando no veo nada así que intento subir de la cuerda que cae cuando estoy cerca de llegar, para ver cuánta queda. Qué sorpresa me llevo cuando veo que en vez de seguir bajando, la cuerda hace un recorrido hacia arriba. Se ha quedado atascada en algún saliente que no veo y no puedo continuar bajando. Estoy atascado bajo un manguerazo de agua y no se qué hacer. Pi, que ha bajado por el sendero, corre de nuevo al camino para buscar la navaja en su mochila.
Consigo apoyar los pies y estabilizarme, suelto el rápel y tiro de la cuerda con las dos manos. Tras varios intentos lo consigo. A mi no se me habría ocurrido cortar la cuerda por debajo y pedir más con el silbato. Yo ya estaba pensando en soltarla del ocho y saltar los cuatro metros que me quedaban, pero cayendo al rebufo… De todas formas, estaba bien preparado, con las gafas, el silbato y la navaja que Javi me ha dejado y sus instrucciones, y con Pi en el agua regresando con la navaja. Suerte de ir acompañado de los mejores.
Todo solucionado, sigo rapelando hasta llegar al agua fuera de los rebufos de la cascada. En una situación así, ya he comprendido cómo se debe cortar la cuerda. Por debajo del ocho, evidentemente y pedir más cuerda. (no os creáis que en principio, yo pensaba que se cortaba por encima y te quedabas liberado, pero claro, ¿cómo sigues bajando?)
Rápel bajo la cascada.
Continuamos el descenso hasta llegar a la Cascada del Pino, con su rápel de 35 m. Tras ver la foto, se entiende por qué se llama el rápel del Pino.
Todavía quedan algunos rápeles cortos más y llegamos al Balneario de Panticosa.
Rápel del pino arriba del todo y posterior descenso hasta el final del barranco.