Pico Boron y ferrata Canal del Palomo
Por Pablo • 19 Sep, 2011 • Sección: Mis ExcursionesAnte las previsiones de un tiempo revuelto para el fin de semana, abortamos el Plan A Collarada, abortamos el plan B Peña Forca y nos decantamos por el Pico Borón, en Vadiello, Sierra de Guara, ante una posible retirada por la meteorología, haciendo que el regreso suponga menor kilometrada.
Como venía Jonathan, había que asegurar la ascensión, así que optamos por este pico facilito (1.327 m) del que además me conozco la ruta al haberlo hecho hace un par de años y, posteriormente, juntarnos con Javi y Pi par hacer un tramo de la ferrata de la Canal del Palomo, al lado del parking donde comenzamos la excursión, matando dos pájaros de un tiro. Así, tanto Jonathan como Leyre se estrenan en las ferratas, completando un día muy variado del que salen satisfechos.
Aparcamos frente al parking de la presa de Vadiello para subir por una senda a la izquierda en fuerte pendiente, hacia los mallos de Ligüerri.
Aunque no se trata de un pico grande, es un gran pico con un entorno precioso, unas vistas excelentes y alguna trepada que no es aérea ni complicada, pero tiene su gracia. Vamos, perfecta para meterla caña a Jonathan.
Esta es una de las trepadas dentro del canal de los mallos. También perfecta excursión para iniciar al terreno alpino a la cachorra Sua. La ascensión no es difícil, pero tampoco es un simple paseo. Incluso hay que ayudar a Bond y se pasa algún apuro.
Una vez llegados arriba, dejamos de lado el pico San Jorge, describiendo un semicírculo por la loma hasta llegar al collado Ligüerri, donde entramos en una zona arbolada que nos protege del viento y del frío de la cresta.
La rampa final es dura y por pedriza, pero llegamos a cima.
A la bajada nos comemos el bocata de tortilla.
Ferrata del Canal del Palomo.
Bastante mas tarde de lo acordado, llegamos de nuevo al coche, donde hemos quedado con Javi y Pi para hacer la ferrata, cuyo parking está metros antes de la presa de Vadiello, en una revuelta de la carretera. Es muy tarde, hace frio y anochecerá pronto, pero ya que les hemos hecho venir hasta aquí, no vamos a mandarlos para casa.
Nos equipamos con arneses, cascos y ferralla y nos dirigimos al comienzo de la ferrata, donde atamos a los perros.
Primera ferrata para Jonathan y Leyre y quedan encantados. A ver si sacamos más tiempo de alpinismo para dedicarnos a caminar por las paredes.
Jonathan no tiene disipador, así que sube asegurado por Javi. A veces enganchamos los cabos de anclaje a la sirga por si cayera para que no pendulee. Leyre abre camino y yo sigo a los pies de Jonathan para explicarle cómo abrir y cerrar mosquetones adecuadamente y cómo estar asegurado siempre a la sirga con uno de ellos. ¡Qué pronto y qué bien aprende!
Con lo tarde que es, nos damos la vuelta donde está instalada la placa y comienza la subida vertical. Todavía tenemos que rapelar.
Javi baja primero hasta una zona intermedia con visibilidad y que tiene un cambio de pendiente. Yo rapelo hasta el final de la ferrata para asegurar a Jonathan que bajará después y asegurarle. Jonathan no ha rapelado nunca y todo este trozo, lo baja el solo siguiendo las instrucciones de Javi y Pi. ¡Y también lo hace fenomenal para ser la primera vez!
En este último trozo, tan vertical, deciden que baje colgado literalmente del arnés de Javi, a pesar de que yo esté abajo asegurando.
Llegamos literalmente de noche a los coches con los frontales y con mucho frío en el cuerpo durante las esperas en los rápeles, pero salimos muy contentos de primera experiencia de Jonathan y Leyre. Bonita forma de pasar un domingo.
En previsión a una posible bronca de mi hermana por llevar a Jonathan a casa a las diez de la noche un domingo antes del colegio, opto por meterlo en el ascensor y largarme pitando.